La majestuosa Capilla Sixtina, en la ciudad del Vaticano, fue el escenario donde el Santo Padre León XIV presidió su primera celebración eucarística como sucesor de Pedro, la mañana del 9 de mayo de 2025. Acompañado por el Colegio Cardenalicio, la solemne liturgia se desarrolló con un mensaje de esperanza y compromiso con la misión evangelizadora de la iglesia.
En su homilía, el pontífice invitó a todos los presentes a reconocer las maravillas que el Señor sigue obrando en medio de su pueblo. Al citar el salmo responsorial, exclamó: “Canten al Señor un canto nuevo, porque Él hizo maravillas” (Sal 98,1), palabras con las que expresó su gratitud por la misión que le ha sido confiada y subrayó su deseo de caminar junto al Colegio Cardenalicio como “comunidad de amigos de Jesús”.
En su discurso, marcado por la profundidad teológica y la cercanía pastoral, León XIV hizo un llamado a reconocer los desafíos contemporáneos, como la pérdida del sentido de la vida, la crisis de la familia y la indiferencia religiosa, y a responder con una fe viva, coherente y comprometida.
El papa recordó la importancia de la conversión personal y del testimonio eclesial en unidad: “Este es el mundo que nos ha sido confiado y en el que estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador”, afirmó.
Al concluir su homilía, el santo padre pidió la gracia de ser un fiel servidor de Jesús siguiendo el ejemplo de san Ignacio de Antioquía: “Desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado”.
Con la intercesión de la Virgen María, el papa León XIV encomendó su pontificado al servicio del pueblo de Dios, con humildad, determinación y una renovada esperanza en el poder transformador del Evangelio.
Fotografías: Fuente externa